25.11.09

Foso / Killer Klowns From Outer Space

Killer Klowns From Outer Space EE.UU.1989. 90 ´ DirecciónStephen Chiodo. GuiónStephen, Charles & Edward Chiodo. MontajeChrstopher Roth.Fotografía Alfred Taylor.Música John Massari. ConGrant Cramer, Suzanne Snyder, John Allen Nelson, John Vernon, Royal Danon. Estudio Chiodo Brothers Productions.


Años 80 en todo su esplendor: una parejita dispuesta a hacer de las suyas en el asiento trasero del coche divisa un aparente meteorito que colisiona en las cercanías. Como no podía ser de otra manera, la naturaleza curiosa de los tórtolos los impulsa a buscarlo.
Lo que sucede a continuación es el improbable puntapie inicial del film: en el centro de un bosque se topan con una carpa de circo y, divertidos por lo raro del paradero y el aspecto de la tienda, el muchacho insiste a su chica con entrar, aunque ella, con su radar femenino de ondas "algo-no-anda-bien", se niega. Claro que al final termina cediendo, sino no habría película...
 De turistas en la carpa se encuentran con un paisaje peculiar, bastante mas bizarro que cualquier circo: tecnológicos y coloridos aparatos, depósitos de algodón de azúcar conteniendo jugosos cadáveres y, por supuesto, los tripulantes (tripulantes se puede decir, porque a esta altura los chicos que son boludos pero no tanto, ya se han percatado de que están en un OVMI -Objeto Volador Medio Identificado).
Estos extraterrestres, ridículamente tétricos, podrían ser la perfecta explicación a la ya famosa payasofobia que muchos de nosotros sufrimos en nuestra infancia. Obesos, deformes, ojerosos y con años de no acudir a un dentista; los tipos saben como hacer su trabajo.
El resto de la película podría resumirse en una serie de asesinatos a punta de pies, sombras chinas y cosas por el estilo, mas un despliegue de personajes que compiten entre si en materia de lo absurdo: desde los hermanos Terenzi, dos heladeros losers obsesionados con conseguir damas, que tienen su cuota de heroismo, quizá no tanto por contribuir a la lucha contra el contingente payasil, sino por encamarse con dos femmes de esa misma especie; hasta el cana corrupto y oxidado que se niega a creer en la invasión circense, todos los personajes -que de todas formas no son tantos- tienen su cuota de genial patetismo.
Los Chiodos, dudosos humanos directores (el apellido los delata) invitan al espectador a adorarlos por la combinación del absurdo de la trama y lo excelentemente bizarro del maquillaje y la escenografía, o a putearlos exactamente por lo mismo. O simplemente a sentarnos, horrorizarnos, y reirnos un rato. La decisión queda en manos del espectador.

Bonus Track - Si después de mirar esta película tienen el irrefrenable impulso de empezar a ver con otros ojos a todo Mickey, Barney o Piñón Fijo que vean por la calle, no se preocupen. Es muy norma.

Celeste Fichera.
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