11.9.13

fuera de crítica: Blackfish (o Cómo me gustan las orcas)


¿Qué hacen las orcas cautivas cuando las luces del parque se apagan y los entrenadores se van a dormir? Golpean sus cabezas contra el hormigón que las mantiene en cautiverio. Se destrozan los dientes mordiendo barrotes de hierro intentando salir. Gritan. Se retuercen. Y cada tanto, sueñan con recobrar el océano prohibido. Incluso se permiten soñar la muerte de algunos entrenadores como pasaporte a la victoria.


Tillikum y sus amigas.
La historia de Tillikum fué ampliamente difundida hace tiempo atrás. Este formidable ejemplar de Orcinus Orca se encargó de matar a Dawn Brancheau, su entrenadora. Tillikum jugueteó con la dama, arrancándole un brazo (diligentemente devorado) y hundiendo su cuerpo en lo más profundo del estanque principal de Seaworld hasta exprimirle la última partícula de oxígeno. Si algo nos enseñó Orca The Killer Whale (1977, Michael Anderson) es que estos cetáceos tienen más cerebro, más músculo y más onda que nosotros. Si algo nos enseñó Jacques Cousteau es que dentro del comportamiento animal existen rasgos del instinto que pueden desconcertar nuestra mirada racional (plena de humanismo cuando no de conmiseración). Estas ballenas pueden tener berrinches intensos y moderadamente simpáticos, similares a los del Boyero de Berna que se compró tu tía, pero con una diferencia puntual: Ellas pueden matarte. Hacerte pedazos. Y comerte. Y dejar a tus familiares -y a la comunidad científica toda- pensando que, tal vez, el animal se cobró un par de cuentas pendientes a través de tu carne. Se vengó. Nos ajustició a todos a través tuyo.


Dawn y Tillikum. Amor.
Blackfish nos sumerge (no es la analogía más simpática) en el oscuro universo de los parques acuáticos y sus estrellas bicolores, las orcas. ¿Qué encierra el trasfondo de estos lugares? Ejemplares juveniles capturados en altamar, dopajes para aguantar varios shows por día, "entrenamiento" tortuoso, alimento en mal estado, estanques de dimensiones irrisorias llenos de agua estancada y sin un adecuado sistema de filtros. Es jodido vivir en una pileta sin filtro. Aunque nos resulte difícil de graficar, hay que recordar que los mamíferos (el Rifle Varela, Michel Houellebecq, Pete Doherty, el cantante de Onda Vaga, Santiago Motorizado, el staff de Zonafreak, Andrea Rincón, Malena Pichot, tu perro, mis gatos, una orca) necesitan evacuar su sistema digestivo de modo regular. No es agradable que tus desperdicios convivan junto a tí sin ser adecuadamente filtrados.


Tillikum mata a Dawn. Trending Topic.
Con semejante prontuario, estaba cantado que Tillikum iba a matar a alguien. De hecho mató a tres personas. El documental abraza lo mejor de la narrativa Barry Lyndon y nos corta la paja de la sorpresa anunciándonos desde el primer cuadro que todo esto va a desembocar en un final horrible para todos, sean animales o no. Blackfish no se ahorra un show de cabezas parlantes muy interesante: Por un lado, ex-entrenadores que hablan de magia y karma cuando se refieren a los momentos vividos junto a las orcas cautivas. Por el otro, marineros avejentados de ojos vidriosos que cuentan lo duro que resultó capturar a esos animales cuando aún eran jovencitos. Dicen que Mamá Orca chillaba de dolor cuando capturaron a su Bebé Orca (Tillikum) en una bahía de islandia. Dicen que Tillikum se quiso suicidar varias veces cuando entendió el concepto de cautiverio. Todos lloran.


"Rescatando" a Kshamenk
en los pagos adoptivos de Quintín.
San Clemente del Tuyú (primer eslabón en el rosario de pueblos que conforma nuestro Partido de la Costa) tiene dos habitantes excepcionales: Quintín y Kshamenk. Los dos son machos que vinieron de lejos, son grandes, majestuosos e infunden respeto. Uno goza de libertad y transcurre su día en twitter. El otro está preso en Mundo Marino. La historia oficial afirma que la orca Kshamenk quedó varada en la Bahía de Samborombón y que la "Fundación Mundo Marino" la rescató de una muerte segura, brindándole el cobijo y la protección del cautiverio (y la posibilidad de entretener a miles de chicos por año). Una historia paralela asegura que Kshamenk fué capturada de modo ilegal en una noche sanclementina horrible y sangrienta que incluyó la muerte de una segunda orca (este último ejemplar no se bancó la captura y transcurrió su primera y última noche en cautiverio chocando su cabeza contra la pared de su celda/estanque hasta que le estalló el cráneo).

Los humanos hemos transcurrido la Historia jodiendo, molestando y maltratando a los animales. De tanto en tanto algunos animales (por grandes, por incontrolables, por magníficos) nos ajustician y nos confirman lo crueles que podemos ser y lo estúpidos que resultan nuestros argumentos naturalistas y ecologistas. Le pasó a Timothy Treadwell en Alaska y lo mostró Grizzly Man. Le pasó a Dawn Brancheau (y a cinco ó seis entrenadores más) en Sea World y lo muestra Blackfish. El pobre y enorme Kshamenk todavía no mató a nadie (aunque en algunos foros se sugieren algunas carnicerías increíbles dentro de Mundo Marino, todas ellas silenciadas con dinero), pero si algún día lo hace, podría incluír a Blackfish como alegato a favor de su libertad y tranquilidad.

Daniel Celina.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...