
Mental. 2008, Japón. Dir: Kazuhiro Soda.
Una de tres: O este humilde servidor ingresó a la sala equivocada, ó la pequeña sinopsis que figura en el catálogo de BAFICI corresponde a otro film (aquí no hay simpáticas organizaciones clandestinas que desbaratan foros de economía con powerpoints crueles y disparatados) ó en algún momento una cinta de moebius cruzó el Abasto y nos ubicó a todos en otro tiempo y otro espacio. De todas formas, la Mental que Zonafreak pudo apreciar comienza con unos títulos que dicen "精神です" ("Mental" en japonés), entonces estamos seguros de que vimos el film correcto.
Se agradece de antemano que Kazuhiro Soda haya insertado una placa advirtiéndonos que se trata de un film contemplativo, abocado simplemente a registrar lo que sucede en una institución psiquiátrica de Kyoto. Pues de esta forma -y al contrario de lo sucedido en FilmeFobia, cuyo arco terrorífico/psicológico se vió deslucido por la advertencia inicial- sabremos relajarnos a tiempo para adentrarnos en el registro documental sin esperar mayores sorpresas donde no debería haberlas.
Los testimonios de los internos pueden resultar terribles (muchos de ellos se encuentran allí tras varios intentos de suicidio), pero es el modo en el cual exponen sus problemas -y su pasado- lo que resulta notable: Se hallan en un espacio lo suficientemente contenido como para obtener la relajación suficiente mientras comentan las situaciones más duras que han sabido transcurrir.
Este espacio suficientemente contenido no sería tal sin el empuje silencioso de un calmo doctor y varios asistentes con paciencia franciscana (esto queda perfectamente expuesto hacia el final del film, en el que un individuo simplemente no puede dejar de hablar por teléfono y lo hace durante lo que parecen ser horas y horas... sin ser molestado nunca), cuyo aporte asistencial resulta tan complejo como vital para los internos, que no dudan en comparar al doctor de cabecera con una divinidad cual Buda.
Mental expone todo lo anterior y mucho más, y Soda sólo se limita a asentir lo que le cuentan con celeridad, respeto y sin interrumpir jamás (como todo buen entrevistador). Incluso cuando uno de los internos -el gracioso del grupo- se burla de su nombre y le dice "Soda, alcanzáme una Soda que tengo sed". =)
* * * / Celina
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