Como ejemplo vale el caso trágico del que quizá sea el hombre del fracaso, el que más nominaciones ha logrado sin haberse llevado un solo premio a casa. Se trata del técnico de sonido Greg P. Russell, quien fue candidato por la mezcla de sonido del film Salt. La candidatura por el largo protagonizado por Angelina Jolie fue la número 14 en su carrera. Y, también, la vez número 14 que se va a casa con las manos vacías.
Un Oscar para Lars von Trier. El director de Dancer in the Dark y Los idiotas no habrá logrado hasta el momento alzarse con la dorada estatuilla pero, sin embargo, el también titular de la productora Zentropa puede hacer alarde de haber ganado una al menos por su trabajo indirecto, ya que la compañía que maneja junto a Peter Aalbaek es la que produjo el film danés que se llevó el Oscar a la Mejor Película en Idioma Extranjero: In a Better World, de Susanne Bier.
Otro momento que resultó curioso durante la noche de los premios fue el dedicado a repasar los fallecimientos ocurridos desde la última entrega de premios. No es común que se le cuelen grandes figuras a los editores de semejante episodio de emoción, pero este año no han fallado en una persona, sino en tres.
Y es porque el (aspirante a) lacrimógeno clip de fiambres de cada año, en esta edición olvidó nada menos que a Maria Schneider, co-protagonista junto a Marlon Brando de Ultimo tango en París; también al realizador español Luis García Berlanga, y por último también al actor Corey Haim, que murió el año pasado a la jovencísima edad de 29 años. Mal chicos, mal.
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