25.11.12

Preso de tu ilusión vas a bailar (Los Boys)


¡The Boys Street!
Un puñado hiperkinético de jóvenes recién llegados de Palpalá aumenta el pulso de la última función de Los Boys en el 27mo Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Comandados -y  protegidos- por ese ángel con sonrisa de demonio que es Yamil Ramos, estos bólidos jujeños son capaces de sacarle chispas a las rocas a fuerza de baile. Y de hacer llorar a Cathy Fulop en Talento Argentino, aquél tanque de Telefé que supo tenerlos peleando una ajustada instancia al filo del final.
El grupo sólo funciona en conjunto, y los escasos planos en que los vemos solos (cantando frente a un espejo ó disparando samples desde un Soundforge) es por que -probablemente- el resto de los integrantes está moviendo el esqueleto a escasas cuadras para la práctica nocturna.

Estudian, trabajan y entrenan. Y no paran de bailar. Y nosotros junto a ellos, en esta pieza documental dirigida por Javier Zevallos en la que la historia del grupo queda generosamente ampliada más allá del anecdótico paso del mismo por las luces de la ciudad. El film funciona como un ejercicio (físico) en el que los conceptos negativos que pueda depararnos una palabra como rutina quedan reducidos a polvo ante el desborde de vitalidad que fluye allí donde vivir involucra muchísimo esfuerzo.

Los muchachos sueñan coreografías inspiradas en los escorzos corporales que se mandaba Robert Patrick en Terminator 2, e imaginan samples atronadores para acompañar sus coreografias. Y lo mejor de todo es que nada queda en sueño ó imaginación: Concretan todo, sonrisa al frente, sin parar.

La rompe. Bailando y cantando.
El logro máximo del film reside en partir de la anécdota televisiva para retratar al conjunto en un antes y después tan completo como emotivo, tarea nada sencilla ante semejante puzzle de archivos, riquísimos tesoros registrados tiempo atrás por los propios integrantes del conjunto. Si las piezas funcionan como lo hacen es por la capacidad de relato que se carga encima el realizador, en estrecha colaboración con el montajista Francisco Deufemia, y con el gol olímpico que representan las escenas fotografiadas por Juan Zevallos, que permanecen agazapadas en una genial jungla miniDV y cuando menos lo esperamos nos pegan un zarpazo de color y altísima definición (el movimiento lo tuvimos siempre, tanto en guión y montaje como en los Boys propiamente dichos, independientemente del registro).

Una escena fabulosa involucra un juramento especial de madrugada, realizado a la luz de un farol, en medio de una construcción abandonada, mientras afuera resuenan cantos extraños de duendes que se disfrazan de aves nocturnas. Dicho juramento grupal, exclamado por los Boys con cariño y respeto (y saludables dosis de joda) supone el fósforo que prenderá la alucinante mecha de un baile zombie imposible de imaginar en aquéllas latitudes por nuestras citadinas cabecitas.

La escena en cuestión también puede representar el baile latente de un conjunto de sólidos cineastas que concretan su sueño de contar, más allá de la oscuridad que pueda cernirse alrededor.


El oxígeno que Los Boys le clava a Mar del Plata vale más que la última paja de Gondry.


FREAK
Daniel Celina.

Los Boys (Argentina, 2012). Dirigida por Javier Zevallos. Montaje: Francisco Deufemia. Fotografía: Juani Zevallos. Sonido: Nat Toussaint. Producción: Nadia Martínez. 
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