1) Tiburón. No tengo que legitimarla en absoluto y ante nadie. Es admirada por tipos de la talla de Fidel Castro (quien llegó a decir "...es un film claramente marxista"), lo cual debería de resultar suficiente. Me sigue poniendo los pelos de punta Tiburón, para siempre.
2) Nazareno Cruz y El Lobo: Siendo aún un niño observé este film por televisión y hasta ese momento jamás pensé plausible una historia de hombres-lobo en el interior de nuestro país. La interpretación de Alfredo Alcón supera a la de Al Pacino en El Abogado del Diablo. Me consta que un montón de personas hoy sexagenarias dieron puntapié inicial a sus fiestas de casamiento ó cumpleaños de quince al ritmo de Soleado. El reencuentro entre Griselda y Nazareno me resulta más conmovedor que el de Chaplin y Jackie Coogan en El Pibe. Su secuencia de créditos inicial (personal y original como pocas en la historia del cine argentino) es una obra de arte en sí misma y supera en psicosis a la secuencia de créditos inicial de... Psicosis.
3) Fitzcarraldo: Tuve un profesor que supo odiarla por el modo en que la producción negreó a los indios del margen superior del Camisea. A mí este film me confirmó que la música no calma a las fieras (ni a los indios ni a Klaus Kinski ni a Claudia Cardinale ni -obviamente- a su director) y que el intento de empapar de ópera a las masas es loable pero menos titánico -y mucho más aburrido- que arrastrar un viejo vapor a través del monte. Me hizo prestarle atención al cine extravagante dirigido en los extremos (del planeta y del cerebro) por alemanes adorables. O sea, me hizo prestarle atención a Werner Herzog.
4) El Libro de la Selva: Mi viejo me la regaló en Super-8 cuando festejé mis super-8 años. No he visto un film animado más mágico y efervescente. Probablemente el único film (animado ó de los otros) que contenga catorce monos haciendo big-band, un oso obsesionado con un preadolescente, una pantera negra sexualmente ambigüa y un grupo de elefantes militaristas. A Rudyard Kipling le habría agradado el cóctel.
5) Sorcerer: Ahora voy a poder buscar, encontrar y tirar a la basura mi VHS en 4:3 copiado y gastado. Tardaron mucho (36 años) pero en pocos meses más Criterion va a legitimar esta verdadera joya con una edición a la altura de sus méritos , y en 16:9. William Friedkin supervisa el transfer mientras lustra su camperita onda Ubaldini y leé los últimos rankings de Sight & Sound.
Daniel Celina.
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