Crítica / El hombre de al lado

El hombre de al lado. Argentina. 2009. 101` Dirección y Fotografía Gastón Duprat & Mariano Cohn. Guión Gastón Duprat. Montaje Jerónimo Carranza. Música Sergio Pángaro. Con Daniel Aráoz, Rafael Spregelburd, Eugenia Alonso.

Cuando el cine te pone incómodo, te hace sentir que hubiera sido más relajante un baño de inmersión o hasta incluso clavarte completo un noticiero, cuando el cine te conmueve las vísceras, ahí es donde el arte parece decir presente al menos un rato, al menos hasta que vuelvan los Michael Bay.
El hombre de al lado forma parte de esa buena tradición; película puntiaguda, áspera, de un humor no necesariamente ácido, pero sí profundamente cáustico, tanto que no puede decirse que se trate de una comedia, sino más bien de un drama escondido, de una tragedia con tintes freaks.


La dupla Duprat-Cohn (los mismos de la imperdible El artista) nos cuenta lo que sucede cuando la vida cotidiana de Leonardo (Rafael Spregelburd) se ve sacudida por la llegada de un nuevo vecino, Víctor (Daniel Aráoz), quien realiza un agujero en la pared de su nueva vivienda, abriendo una boca de luz para su casa y, a su vez, una ventana de posibilidades bizarras para la convivencia con quien habita junto a su familia nada menos que una casa diseñada por el gran Le Corbusier.
Arquitectura de avanzada, decoración pop, la fórmula hombre-mujer-hijadolescente, muebles de diseño, sofisticación sobreactuada. Todo ello se ve derrumbado día a día por un nuevo vecino que sostiene su boquete y futura ventana como si de su último suspiro se tratara. Una guerra silenciosa, amarga y demencial disparada al infinito, con un final que se vuelve a cada segundo más impredecible. Cine de suspenso, dramático, con toques de comedia absurda, con atisbos de una cotidianeidad border, un mix de clases, un revuelto de estilos.  Una película potente y con conciencia de su bienvenida, celebrable otredad.
* * * *