Tener algún tipo de pretensión sobre este film sería demasiado banal, sobre todo si vimos las anteriores de la saga, o al menos una sola, ya que luego de la primera todas parecieron remakes. Argumentalmente se trata de una fotocopia de principio a fin cuya única distinción es que ahora la sangre salpica de la pantalla hasta un poquito más cerca que antes.
La estructura es idéntica hasta el punto de que mantiene los mismos personajes esteriotipados que caracterizaron a la saga desde siempre: un redneck racista e ignorante que amenaza a los protagonistas con vengarse, un hombre de color que es alcohólico y perdió a su familia en un accidente, el joven fiestero que siempre está con las mujeres más atractivas, la chica sensual y estúpida que muestra sus atributos cada tres tomas, y el protagonista perturbado que tiene las visiones turbulentas de las muertes de sus más cercanos.
Lo único divertido es ver como todos los objetos puestos en escena complotan para acabar con la vida de los protagonistas. Sí, COMPLOTAN. Ya que parece que todos los aparatos (ventiladores, motores de autos, escaleras mecánicas, grúas, y hasta tornillos) fueron manufacturados por los mismos que construyeron los juegos mecánicos del Italpark.
Todo falla y de algún extraño modo tiene consecuencias cruentas, mortales y en ocasiones sumamente chistosas sobre los protagonistas. Poco se puede esperar de esta película que ya desde el trailer amenazaba con ser una verdadera bazofia tridimensional.
FREAK
Martín Torres.
El destino final (The Final Destination) EE.UU. 2009. 83 ´ Dirección David R. Ellis. Guión Eric Bress. Montaje Mark Stevens. Foto Glen MacPherson. Música Brian Tyler. Con Bobby Campo, Shantel VanSanten, Nick Zano, Haley Webb, Krista Allen.

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