13.8.09

Crítica / El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella

¿Qué hace una película de Juan José Campanella en ZonaFreak? ¿Acaso hemos claudicado en la postura de dedicarnos al cine bizarro? ¿Acaso el director de Luna de Avellaneda y El hijo de a novia dio vuelta su paradigma y estrenó un fim gore?

Nada de eso. Sigue siendo el hombre que durante la última década plantó bandera en lo que a costumbrismo refiere, o al menos redimensionó para la pantalla grande argentina lo que la factoría catódica Pol-Ka hizo en televisión, a puro mate y diálogo barrial.

Pero también es el mismo caballero que aquí, en El secreto de sus ojos marca un quiebre respecto al Campanella que conocíamos. Tenemos en este film un ejemplo de buen cine policial, de trabajo oscuro y enmarcado en el lenguaje del film-noir aunque con pantallazos de humor. Cine de género, pero con entrecruzamientos propios de la posmodernidad para público de amplio espectro.

La película nos cuenta, en poco más de dos horas, la historia de un crimen pasional ocurrido a mediados de la década del ´70 y que marcó a fuego la carrera de un ayudante tribunalicio que, tres décadas después, intenta plasmar en un texto su vivencia con la causa, el derrotero que lo llevó a enfrascarse en el caso de la salvaje violación y muerte de una mujer en manos de un culpable tan borroso como concreto.

En el hoy, Benjamín Espósito (Ricardo Darín) vuelve al Palacio de Justicia para reencontrarse con su ex superior, la fiscal Irene Hastings (Soledad Villamil), de quien siempre estuvo enamorado y a quien busca para refrescar los hechos de los años que intenta retratar.

A través de flashbacks y tan matemáticas como certeras idas y vueltas temporales, Campanella nos cuenta un cuento que atraviesa las décadas, pero vive clavado en años de plomo, poco cuando la Argentina ingresaba de lleno en su túnel más oscuro. El secreto de sus ojos mira allí, pero apenas como un escenario temporal, sin explicitar una posición política (aunque, por si hacía falta, dejando en claro de que lado estaban los villanos) sino apenas (y nada menos) para contextualizar el caso y darle un brillo especial. O mejor, una opaca y tremebunda oscuridad histórica.

En cuanto a las herramientas formales, se hace presente una profundización del trabajo con actores. JJC siempre ha logrado obtener de ellos lo que necesita para sus historias, y aquí el dato queda claramente expuesto, no solo en Darín, siempre efectivo, sino sobre todo en Guillermo Francella...

...Porque al actor que maltrató a las últimas generaciones con al mismo personaje reciclado y remachado, lo encontramos alejado de sus tics más temibles, entregado de lleno a a composición actoral, a la elaboración de su muy rico personaje, un colaborador de Espósito, alcohólico y perdedor nato, pero con matices a la hora de encarar la vida, como un loser con onda, un antihéroe querible y bonachón.

Lo antedicho tiene que ver también con que estamos ante un film que no sólo cuenta una historia perfecta en su armado y plagada de lugares de interés sin vueltas de tuerca groseras, sino que además es un trabajo de personajes, en el que Darín compone al hombre que redondea la trama, pero a bordo de seres como el asesino en cuestión (el español Javier Rodino), o el viudo que carga sobre sus espaldas Pablo Rago (con matices, por primera vez en su carrera); o el comisario a cargo de José Luis Gioia. O, también, la otra sorpresa, el caballero del mal que pasa de los tribunales de justicia al poder político más corrupto (rol jugado por Mariano Argento, el Don Carlos del comercial de la AFIP).

En cuanto a planteo de cámaras y la puesta, se destaca el imponente plano secuencia en una cancha de fútbol, que sirve para retratar una persecución que sin necesidad de calzador ya ingresó a la historia de los grandes momentos del cine argentino.

En síntesis, el amigo costumbrista parece que ya no lo es tanto, o al menos decidió dar el portazo por un momento para demostrar que lo suyo es el cine a secas, que la industria cuenta con un tipo que puede hacer casi cualquier cosa si hablamos de cine clásico. Sea como fuere, El secreto de sus ojos es una de los mejores largometrajes que ha dado el mainstream argentino en mucho tiempo. Además de (hasta el momento) la obra cumbre de su realizador.

FREAK
Daniel Castelo.

El secreto de sus ojos Argentina. 2009. 127´ Dirección y Montaje Juan José Campanella. Guión Campanella & Eduardo Sacheri. Foto Félix Monti. Música Federico Jusid y Emilio Kauderer. Con Ricardo Darín, Soledad Vilamil, Guillermo Francella, Pablo Rago, Javier Godino, José Luis Gioia.

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