El relato nos plantea la mala fortuna de una familia que, por la enfermedad terminal que atraviesa su hijo, alquila una casa cerca del hospital donde el joven realiza el tratamiento.
Claro, quien se la arrenda esboza un misterio que, a fuerza de horrores varios, descubre nuestro victimizado protagonista (a falta de cáncer, se le suman un par de fantasmas a su ya castigado cuerpo). Los espíritus vienen de un pasado tortuoso, almas en pena en busca de venganza y/o redención, motivaciones que la narración nos revela a los ponchazos a lo largo de 90 minutos a golpes de sonido, gritos de todos los colores y y sangre que por momentos parece escasa y en otros se hace omnipresente.
Por supuesto, no falta el caza-espíritus, el honbre de apariencia bohemia, perdida, de eterno forastero de nowhere, el antihéroe de turno.
Desde lo formal, la película es apenas correcta, sin baches pero con una monotonía argumental pasmosa, reiterativa, pendiente de lo que le sucede al personaje principal sin el mejor amague de interés para ninguno de los otros protagonistas. Por otro lado, la nulidad del aporte actoral de Kylle Gallner (parte de la remake por venir de Nightmare on Elm Street) a su rol, también le juegan en contra a un trabajo que se queda en la mínima anécdota, en lo que ni siquiera aspira a ser un capítulo mediocre de X Files.
Bonus Track
-Quien ande en la búsqueda de fantasmas hogareños, puede darse una vuelta, o una revisión, por al ya clásico de Alejandro Amenábar Los otros, que además de un par de buenos sustos, tenemos una clase poco habitual sobre cine de suspenso.
Invocando espíritus (The Haunting in Connecticut) EE.UU. 2009. 97´ Dirección Peter Cornwell. Guión Adam Simon & Tim Metcalfe. Montaje Tom Elkins. Fotografía Adam Swica. Música Robert J. Kral. Con Virginia Madsen, Kyle Gallner, Elias Koteas, Amanda Crew, Martin Donovan.
FREAK
Daniel Castelo.

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