Tenemos aquí a una de las mejores piezas de este Rojo Sangre 2010, a fuerza de una radicalidad militante, ampulosa desde el bajo presupuesto y tan, tan bienvenida que hasta da culpa.
Porque Pig es un trabajo en el que la repulsión es protagonista excluyente, a través de una trama que pone en primer plano a un demente que a pocos segundos de comenzar el relato asesina a golpes a su primera víctima. Lo que sigue es un festín de gore, sangre y excesos varios, oda al crimen porque sí, elogio de la irracionalidad más extrema y, hacia el final, quizá de yapa una moderada crítica al capitalismo y al american way.
Adam Mason, además, se permite contar su voraz y hediondo cuento con un par de planos secuencia asquerosamente bellos, trepidantes en horror de cuchillo y carne, de matanza caníbal, de holocausto rutero.
El psychokiller de marras es un señor calvo que parece habitar una casa rodante al costado del camino junto a su oligofrénica novia embarazada, y que para nuestro morboso placer tiene encadenadas a un par de víctimas a las que mutila a gusto y piacere. Asimismo, no cuenta describir algunas de las escenas más escalofriantes del film, verdaderas nuevas joyas del cine B, ya que el shock vale doble y pega dos veces por la sorpresa.
Un trabajo imperdible desde cualquier esquina, sea la de la pura formalidad cinematográfica o la de la sanguinaria pasión por el morbo gratuito y sin restricciones.
FREAK
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