La idea de hacer una película de Dragonball con personas reales se venía gestando desde hace mucho más de lo que se cree. De hecho la Fox llegó a comprar los derechos de adaptación hace algo así como siete años.
En un principio corrían distintos y disparatados rumores acerca de un posible cast que involucraba a Hugh Jackman como Goku y a Roland Emmerich como director (más tarde hasta se divulgó que el proyecto había sido propuesto nada menos que a Sir Ridley Scott). Luego de tanto alboroto y palabrerías sin sustento, pasó un largo tiempo hasta que se volviera a hablar del proyecto.
Para fines del 2007 Fox rompió el silencio y anunció que filmaría su adaptación definitivamente a estrenarse en el 2009, y así lo cumplió: las primeras imágenes sirvieron para ofender a una generación entera de fanáticos del manga y el animé original. Luego vino un trailer que confirmaba la tragedia.
Pero a pesar de todo, algunos optimistas decidieron darle una oportunidad con la esperanza de que quizás sucediera el milagro y se pudiese apreciar no una buena adaptación, pero sí al menos una película entretenida (indiferente del origen de la historia primera).
El relato arranca mal desde el vamos, la historia es insostenible y está peor que tirada de los pelos, sin mencionar infinidad de baches argumentales que demuestran que los guionistas no tenían ningún otro interés que el económico en la producción. Los personajes son ellos por que sencillamente el guión lo dice, en realidad no hay nada que convenza de que Goku es Goku y que Piccolo es Piccolo, de hecho a este último sino fuera por que es verde capaz ni lo reconoceríamos.
Para cuando la pseudo trama está mínimamente planteada (digamos a los diez minutos de metraje) un auténtico caos se hace presente y muestra una serie de acontecimientos atropellados en los que los personajes aparecen y desaparecen sin sentido, y entre bostezo y bostezo se pueden distinguir algo así como un par de secuencias de peleas ridículas y diálogos risibles que conducen a una batalla final de cinco minutos que con ayuda de unos efectos especiales dignos de la peor película de artes marciales clase B hacen que hasta los no fanáticos se sientan terriblemente ofendidos.
¿Lo bueno? Es corta y al fin y al cabo no decepciona porque ya todos sabíamos lo que se venía. Ah, y Jamie Chung y Emmy Rossum con sus voluptuosas y escotadas figuras vislumbran en sus encarnaciones de Chi-chi y Bulma respectivamente.
Para darse una idea más o menos clara de lo que tenemos entre manos, Dragon Ball Evolución hace que Street Fighter la película se vea como Ciudadano Kane.
FREAK
Martín Torres.
Dragonball Evolución (Dragonball Evolution) EE.UU. / Hong Kong. 2009. 84´ Dirección James Wong. Guión Ben Ramsey. Montaje Matt Friedman & Chris G. Willingham. Fotografía Robert McLachlan. Música Brian Tyler. Con Justin Chatwin, Tun-Fat Chow, Emmy Rossum.

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