Aquellos seriales televisivos comprendían un escabroso informe elaborado a partir de casi-nada: Un capítulo dedicado al Bigfoot, por ejemplo, sólo contenía tomas subjetivas de los escarpados bosques del noreste americano. Antes de ser malinterpretados, queremos remarcar que las tomas obtenidas en aquellos bosques son hermosas (el canal Retro retransmitió dicho serial hace algunos años y puede constatarse lo que decimos).
Cuando decimos casi-nada nos referimos a la construcción de climas densos e incómodos a partir de pocos elementos claramente definidos para tal propósito. El suspenso propiamente dicho lo generaba una perfecta construcción del espacio-off (sutiles sonidos guturales, etc) y, por supuesto, la narración de Nimoy. Del Bigfoot, ni noticias.
Lo que este dúo dinámico compuesto por un muchachito de Florida (Myrick) y un muchachito de Cuba (Sánchez) obvió admitir es que el chiste de las “cintas recuperadas luego de la extraña desaparición del equipo de filmación que las realizó” está inspirado también en la obra holocáustica de Ruggero Deodato, pero no importa.
En este caso, Myrick dejó un poquito de lado sus ganas de “homenajear” ante la falta de recursos económicos y se valió del film Midsommer (2003, Carsten Myllerup) para realizar Solstice. En el film danés/noruego contábamos con un comienzo festivo que ya nos anticipaba una pequeña gran parte de todo lo malo que podría llegar a ocurrir después. También, con un personaje (femenino, llamado Lynn) pleno de sabiduría y elementos sobrenaturales bastante conocidos por casi todos nosotros, como una tabla ouija improvisada con papelitos y una copa, algún libro sobre revelaciones del inframundo y un folkore particular colmado de cosas raras.
Solstice, por su parte, se deshace de aquellos elementos comunes y los transporta a un personaje (masculino, llamado Nick) que nació en el Bayou -como los Creedence Clearwater Revival- y sabe mucho de ranas, de libélulas y de todo lo mágico que puede ofrecer el pantano de Nueva Orleáns y que ningún huracán Katrina podría llevarse a la rastra jamás. Un auténtico Voodoo Child. Continuar hacia adelante (no por deseo si no por simple consecuencia física) luego del suicidio de tu hermana seguramente resulte triste y complejo.
Los deseos de volver el tiempo atrás se presentan con la fuerza de veinte Katrinas juntos, y todo se complica aún más si tu hermana era igual a vos (como las hermanitas Ölsen) y cuando te observás en el espejo estás literalmente frente a la persona que poco tiempo atrás decidió concluir su vida de modo abrupto. Una buena idea post-trauma incluiría una escapada de fin de semana junto a tus amiguitos a la vieja casa de campo de tu familia, con vista al lago y muelle particular.
El problema se suscita cuando inequívocas señales de que un alma en pena se está muriendo (chiste) por decirte algo empiezan a derramarse ante tus pasos y tus pensamientos. En situaciones así agradecerías la compañía de un muchacho como Nick. Junto a él y sus jugarretas espirituales podrías llegar a descubrir la causa y el motivo de tanto pesar sobrenatural, pero ello podría traerte más de un sobresalto traducido en revelaciones que quizá nunca habrías querido saber.
Las interpretaciones quizá dejen qué desear, y los elementos utilizados para llevar adelante la historia son tan “de manual” como casi siempre (casa en el lago, grupo de chicos, protagonista muy linda, vueltita de tuerca final, etc). Todo eso está aquí, nadie lo discute. Pero Solstice, mal que nos pese y teniendo en cuenta lo escrito antes de este último párrafo, resulta un producto efectivo y bien terminado, con unos 20 minutos finales de lo más intensos.
Es cierto que carece del velo respetuoso que podría generarnos Midsommer sólo por ser un film noruego ó danés. Sospechamos que Lat Den Ratte Komma In / Let The Right One In correría igual suerte cuando sufra su remake gringa. Desde aquí consideramos que el film de Myrick bien vale una entrada, al menos para disfrutar al inmenso R. Lee Ermey dejando de lado sus terribles personajes de redneck psicópata sediento de hemoglobina e interpretando, por una vez en su vida, a un campesino intimidante pero bueno.
FREAK
Daniel Celina.
Miedo al amanecer (Solstice) EE.UU. 2008. 87´ Dirección Daniel Myrick. Guión Myrick, Martin Musatov & Ethan Erwin. Montaje Mathilde Bonnefoy. Fotografía M. David Mullen. Música Jane Antonia Comish. Con Elisabeth Harnois, Shawn Ashmore, Hilarie Burton.

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