Es, en todo caso, una sólida pieza cinematográfica de horror en la que el realizador se desenvuelve con maestría permitiéndose algunas licencias freak de antaño bajo el encorsetado PG-13 que le ofrece el mainstream gringo. Conoce el juego y sabe moverse allí, algo que ha quedado harto demostrado en la trilogía Spiderman.
El “viejo” logo de la Universal (el que se utilizó en el período 70s- 80s) con el cual se inicia el metraje parece estar allí en clave de homenaje a los films disparatados y extremistas que la productora del globito supo producir y distribuir antaño, cuando Sid Scheimberg manejaba los hilos.
Raimi (junto a su hermano Iván el Terrible) utilizan el vehículo del hechizo gitano sobre el individuo ambicioso (Stephen King agradecido) para diseñar un autito chocador en forma de film que retacea gore visceral pero que no escatima en impactos de todo tipo, particularmente auditivos, pues la presión sonora de este film podría figurar sin problemas como la más alta desde que el 2009 se convirtió en año.
Christine no parece ser mala, pero su ambición le juega una mala pasada y cae presa de un gualicho literalmente infernal. Dicho gualicho (tiene rima) se manifiesta con la misma fuerza sobrenatural del poltergeist en su máxima expresión literal-germánica: Espíritu ruidoso. No sólo es ruidoso: Es muy violento. Y quiere sumir a la dama en lo más profundo del averno. Los tímpanos y la psique de Christine serán sometidos a impactos muy poco soportables y entonces será preciso recurrir a la ayuda de un médium regordete y sensual que ayudará a la muchacha en su derrotero.
El amigo de Christine acompaña pero no aporta (sólo monetariamente, pues la cirugía mágica es cara y se cotiza en dólares) y ofrece una teoría más bien mundana y psicoanalizada de los horrores de su amiga. Si su teoría es acertada o no, queda a discreción del espectador. Sólo adelantaremos que se puede no creer en brujas, pero haberlas, haylas.
No hay aquí árboles perversos atormentando a señoritas, tampoco sexo (¡¡la pareja protagonista da la impresión, por trato y distancia, de practicar abstinencia sexua!!*) ni exceso de hemoglobina excepto por un chorrito de sangre muy bien puesto. Sí hay magia oscura, libros prohibidos, madres alcohólicas recluídas en el campo, cabríos malditos, sacrificios a mamíferos pequeños y algún permiso freak de vómito y desmesura, estos últimos siempre seguidos de un susto-madre: Treta ideal que radica en permitirnos sonreír segundos antes de la patada voladora. Raimi ha sabido convertirse en un experto en ello, y cuando el ángulo de la cámara se cierne inclinado sobre Christine, sabemos que las cosas comenzarán a inclinarse, en el sentido más literal del término. Ó torcerse. Ó retorcerse.
* Cita de Roger Ebert, excelso crítico cinematográfico del Chicago Sun-Times con quien compartimos ranking en las external reviews de IMDB. Él figura en el puesto 1º y nosotros en el 100º. Je.
FREAK
Daniel Celina.
Arrástrame al infierno (Drag me to Hel) EE.UU. 2009. 99´ Dirección Sam Raimi. Guión Sam & Ivan Raimi. Montaje Bob Murawski. Foto Peter Deming. Música Christopher Young. Con Alison Lohman, Justin Long, Lorna Raver, David Paymer.

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