Pruebas para fundamentarlo no les falta: desde unos pasos perdidos en la noche hasta la más esporádica brisa de viento, todo sonido se corresponde a una o más notas, que en su conjunto y superpuestas bien podrían formar una canción. A simple rhythm no es un documental típico, sino más bien una experimentación sonora, o acaso una simple invitación a cerrar los ojos y escuchar el mundo a nuestro alrededor. Es por eso que el film de Tess Girard se acerca por momentos más a un ¿videoarte? ¿docuarte? que a una investigación hecha y derecha sobre cómo el rimo está ahí afuera, en todo lo que hacemos y nos rodea en el día a día de este experimento inexplicable llamado vida.
Así de filosófico, y así de simple: la hipótesis se desarrolla y concluye en correctos 52 minutos que se pasan casi sin entrevistas o interrupciones. Sólo sonidos, silencios que esconden más de lo que escuchamos, e interpretaciones poéticas como el concepto que suponen. El paraíso del sonidista obsesivo, o la pesadilla del espectador inquieto. Eso, o un somnífero justificado que no hará que nadie se sienta culpable de su efecto.
FREAK
Mariano Torres.
A Simple Rhythm Canada. 2010. 52` Dirección y Guión Tess Girard. Montaje Ryan J.Noth. Con Charles Spearin, Steven H. Strogatz, Roger Nelson, Caroline Palmer, Menaka Ponnambalam. Sección Panorama / Música
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