Había que levantar el muerto que dejó Brett Ratner con la tercera parte de las películas sobre los X-Men, que casi logró arruinar una saga que venía bien enmarcada por el talento de Bryan Singer. Wolverine, como punta de lanza de lo que será una larga lista de films sobre los mutantes de la X, aparecía como la precuela ideal, la historia que todos queríamos ver contada.
Claro que si se trata de defraudar expectativas, la industria de Hollywood parece esmerarse cada día más. Esta primera entrega de X Men Orígenes es apenas un remedo de ideas sueltas, un trabajo que parece hecho a fuerza de parches, con el encuadre de un guión destartalado y lejos de la altura a la que estos héroes deformados llegaron en el universo del comic y en las dos primeras películas de la saga.
Hugh Jackman vuelve a interpretar a Logan/Wolverine en su etapa adulta, aunque el film nos muestra también -velozmente- su tormentosa niñez de chico mutante, distinto y de mal pasar en una familia con problemas, y con un hermano tan X como él, aunque de instinto un tanto más siniestro.
Ya como adulto, a Logan lo vemos como un soldado que trabaja en misiones especiales y non-sanctas para el poder militar yanqui, aunque su rebeldía natural y su don de buen hombre lo alejan del crimen estatal y también de su oscuro hermano (el efectivo Liev Schreiber). Y aquí el núcleo del film, el eterno de Caín y Abel trasladado a la vida de dos seres con superpoderes y a través del territorio norteamericano, aunque sin amenazas para el mundo libre. Amén.
Gavin Hood, caballero sudafricano cuyo nombre resaltó con la aclamada Tsotsi (ganadora del Oscar a la mejor película extranjera en 2006) vuelve aquí a merecer un subrayado, pero por la falta de pericia a la hora de hacerse cargo de una responsabilidad como la de plasmar en pantalla el perfil psicológico y la historia del Hombre X más importante.
Todo parece estar montado sobre la base de los efectos visuales -impecables, eso sí- y no de la historia o de las características de Wolverine. No hay convicción en lo que se dice, en lo que hace el plantel de héroes y antihéroes, ni siquiera en lo que representa el personaje central. Apenas tenemos un atisbo de buen film cuando todo depende del propio Jackman, quien en los últimos años ha crecido como actor y podría haber cargado con un trazado mucho más fino, más sutil, sin que tenga que apelar una y otra vez al grito fatal o las rasguñazo obvio.
¿Podría haber sido peor? Sí, podría haberse tratado de una precuela al estilo Hannibal Rising. Aquí al menos tenemos a Hugh y al siempre correcto Danny Huston, un malo de los malos que cumple a la perfección su lugar de ser sin redención posible.
Nos queda poco, un par de escenas apenas, y, claro, la esperanza de que las próximas películas de esta nueva saga levanten el nivel, mejoren la puntería a la hora de las elecciones y de los textos.
Bonus Track
-No se adelantó aún quien será el próximo o la próxima a ser retratado/a en estos Orígenes. Desde aquí apostamos por Magneto.
FREAK
Daniel Castelo.
X-Men Orígenes: Wolverine (X-Men Origins: Wolverine) EE.UU. / Australia / Canadpa. 2009. 107´ Dirección Gavin Hood. Guión David Benioff & Skip Woods. Montaje Nicolas De Toth & Megan Gill. Fotografía Donald McAlpine. Música Harry Gregson-Williams. Con Hugh Jackman, Liev Schreiber, Danny Huston, Kevin Durand, Lynn Collins. Estudio 20th Century Fox.

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